martes, 26 de enero de 2010


El charlatán predicaba al pozo, - "quien goce lanzarse de cabeza, logrará la felicidad". Todos absueltos le contemplaron, el reflejo se sus ojos se iluminaba de golpe pareciéndose a las luciérnagas que se balanceaban por las luces de los callejones del pueblo.La multitud contemplaba el pozo como si fuera una atracción de feria; Marco soñaba con un montón de dinero, montañas y montañas de ese polvo de oro mágico que se le aparecía cada noche en sus sueños, Marta se limitaba con un grito esperenzador mejorar su trabajo, Carlota quería aprobar todas las asignaturas para poder irse a París, Jorge se pasaba noches sin trasnochar esperando ese coche que tanto deseaba. Paula, se quedó perpleja mirando el pozo sin mirar nada, su pensamiento volaba a lo lejos, como si fuera un trayecto constante y latiente en el tiempo. El día siguiente ambos comentaban sus deseos; Paula podía ver en las palabras de la gente el materialismo atado al que ellos entendían por felicidad. Paula vivía en una familia humilde, trabajaba hasta largas horas y estudiaba al mismo tiempo, lo que ganaba se lo daba a sus padres y abuelos para que almenos pudieran comer cada día; aún así ella era feliz. No necesitaba montones de dinero, ni un sueldo elevadísimo, ni tampoco un armario repleto de ropa, ni siquiera un círculo social enorme. Paula, no comprendía como era de narcisista la gente, pensando únicamente en ellos como si fueran el ombligo del mundo; Paula tenía a sus amigos , únicamente se podían contar con los dedos de la mano pero siempre habían estado allí, a su lado, tanto en aquellos días que al cerrar los ojos solo recordaba dolor y sufrimiento, pero también en los que la felicidad invadía su cuerpo, como si aquél mundo estuviera lleno de algodón, sin penumbras ni tampoco amarguras, a Paula la clasificaban como una chica con una vida mediocre, pero ella era más feliz que toda esa gente que conseguían todo lo querían con dar tan sólo una palmada. Paula veía en los rostros de esas personas que no conocían la palabra esfuerzo, y nunca sabrían que es la satisfacción de obtener lo que has deseado, luchando día tras día. El charlatán, volvió a repetir las proposiciones acerca de la felicidad que podían obtener lanzándose al pozo, todos de un salto bajaron y bajaron al pozo, sin haber reflexionado con anterioridad, impulsados por la avaricia, la codicia y la materialidad. Paula se quedó atónita, frente al pozo negándolo al charlatán dicho obsequio, su felicidad no se basaba de enormes grandezas; tenía suficiente con su familia, sus libros, el apoyo de la gente que la quería; y sobretodo había comprendido que las sonrisas de felicidad de los suyos, sin apenas tener nada, le llenaban mucho más y la hacían mucho más feliz que miles de euros, o riquezas interminables.

3 comentarios:

  1. ee me gusta mucho tu blog ^^ te sigooo! :D
    espero que visites mi blog :] bss!

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  2. Me ah gustado mucho tu historia. Te voy a seguir y gracias por comentar mi poema en mi blog. Una pregunta: ¿Tú te identificas con Paula?

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  3. Gracias, con algunas cosas sí me identifico con ella, y la perspectiva que tiene del mundo:)

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